Entonces los más de mil hombres se fundieron en uno, cual rito religioso, mientras Pepe Ramón a modo de sacerdote, invadido por la emoción del momento, declaraba: “Este es nuestro ‘Día del Niño’, donde más allá de todas las diferencias, los hombres nos abrazamos a la amistad y la solidaridad”. Fueron diez minutos de brazos y manos en alto, de encuentros, de risas, de alguna lágrima, alta emoción, fraternidad, armonía y belleza humana, donde el Ramonazo dejaba inaugurado el “Día Tucumano del Abrazo”.
Desde temprano, el domingo 3 de julio, llegaron hombres de todas las edades bañados de sonrisas y vestidos con la remera oficial del Ramonazo. Muchos descansaron el día anterior para estar en buenas condiciones y otros, con caras de vigilia, recibieron un desayuno reparador cual agua bendita. La carpa gigante fue llenándose mientras sonaban los primeros grupos de músicos desde un enorme escenario flanqueado por dos pantallas gigantes. Una de las normas inquebrantables del Ramonazo, reza que cuando un músico está en su actuación, todos deben escuchar porque lo que se busca es reivindicar la música de autores tucumanos interpretada por tucumanos.
Promediando el mediodía, Lucho Hoyos presentó su canción “Juntarnos”, hoy himno del Bicentenario y uno de los históricos himnos del encuentro. Acto seguido entre carcajadas se proyectó un video con una versión libre del Día de la Independencia, actuada por el staff organizador del Ramonazo. Desde ese momento hasta las 21, el escenario tuvo la presencia entre otros de Chakana, Claudio Balzaretti, Yuca Córdoba, Dúo Tafinando, Los Peces Gordos, La banda de tu hermana, Los Cabrera, Manu Sija, Fernando de la Orden, Karma Sudaca, La Yunta, Mano e Mono, y el Mono Villafañe, con su versión de El Olvidao logra arrancar a todos de sus lugares para saltar con remera en mano y torso desnudo.
La conciencia solidaria que los hermana logra que nadie salga de sus cabales. Todos saben que lo recaudado por entradas y auspicios está destinado a la ayuda que todos los años llega a Down is up, institución que ayuda a niños con síndrome de Down, ANIA (niños con autismo), Appacet (personas con parálisis cerebral), así como a proyectos de la comunidad de Anfama, de comunicación y educación para niños de Tilcara y para la Fundación Juntarnos, que comparte la cultura tucumana a todos los rincones de la provincia.
El empresario Hugo Bevilaqua afirma que el Ramonazo es una expresión tucumana sin par, explosión de un sentimiento solidario y de amistad. El poeta Néstor Soria dice que es “un acorazado donde nosotros, los náufragos del mundo, nos asimos a la salvación”. El “Mocho” López Ríos afirma es “un día del año en que nos llena de alegría y que solo tiene cosas positivas, por la reunión de amigos, por su fin netamente solidario y fundamentalmente porque saca de nosotros lo mejor de cada uno, ya sea desde lo artístico o desde la humilde participación”.
El Ramonazo, que ya cumplió 18 años, tiene un reglamento que expresa que nadie puede hablar de política, ni de religión, de fútbol ni ningún tema que genere controversias. “Sólo van amigos o quienes estos presenten como aspirantes. Solo asisten varones por la larga duración del encuentro (de 9 a 21), para que puedan expresarse libremente, sin las mujeres que les estén diciendo: ‘vamos a la casa’. No es nada en contra de ellas. Hubo algunas que intentaron entrar disfrazadas de hombre... El personaje principal es El Matador, el que cuenta cuentos entre número y número, que son subidos de tono y en lenguaje lunfardesco”, cuenta el músico Gustavo Guaraz. Uno de los asiduos asistentes, el cantautor Rubén Cruz despierta una copla: “Adentro de la carpa, un río de fernet va despertando el cauce de la risa y de la sed”.